TIERRA DE MONTAÑA Y BIOVIDERSIDAD
Integrada por los concejos de Cangas del Narcea, Degaña e Ibias, cuenta con una superficie total de 1.244 km2 y una población de 13.522 habitantes (2023). Características que la conforman como una comarca homogénea desde un punto de vista físico, económico y social.
Espacio geográfico de grandes contrastes y vasta extensión, que tiene en su condición de lejanía, periférico respecto al área central y próximo a otras comunidades, la explicación de sus peculiaridades, al convertirse en una zona de confluencia y mestizaje cultural, de modos de vida, hechos, y paisajes diferenciados. Con un relieve complejo de alternancia de valles y cordales montañosos, que ha condicionado su poblamiento, comunicación y actividad económica.
La superficie incluida dentro de la Red Natura es de 556 km2, bajo diversas figuras de protección (Reserva de la Biosfera de Muniellos-Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias), lo que supone que el 45 % de la comarca dispone de un plan de ordenación, regulación y conservación ambiental, que permitirá el desarrollo sostenible y el reconocimiento de su valor y calidad ecológica y paisajística.
Las condiciones especiales de este territorio, determinadas por su compleja orografía y el tradicional aprovechamiento de sus recursos han configurado su paisaje rural. El componente de ruralidad de montaña es claro, y máxima cuando las comparativas se realizan con otras áreas rurales con mayor orientación y/o proximidad urbana.
Si quieres conocer algo más pincha en www.fuentesdelnarcea.org o en el video "La Reserva de la Biosdera de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias"
Más información sobre el medio físico.
POBLAMIENTO DISPERSO Y COMPLEJO
La distribución de la población de la comarca 13.522 Hab. (2023), en un territorio de 1.244 km2, nos aproxima a uno de los datos más llamativos, que es su baja densidad. Con una media comarcal del 10.86 hb/Km2 que contrasta fuertemente con la media asturiana 96,9, estos datos adquieren un cariz diferente en función del concejo. Cangas del Narcea con 14,08, seguido de Degaña con 9,23 y cerrando Ibias con una de las más bajas densidades de Asturias, 3,36 hb./km2.
En todo caso señalar que la significativa pérdida de población en la comarca, tomada en términos generales, ha tenido diferente comportamiento en términos territoriales. El despoblamiento afecta en mayor grado a aquellos núcleos y parroquias más alejadas, periféricas y con mayores dificultades de comunicación; frente a aquellas otras que por su comportamiento “urbano” o por ser área de influencia urbana, aunque han perdido población, mantienen el dinamismo y son los receptores de la población rural. Las zonas mineras conservan población, aunque han perdido el dinamismo de los años de plena actividad.
Conforme a las características orográficas los asentamientos de población se ubicaron tradicionalmente en los valles o en las laderas menos pronunciadas, siguiendo el curso de los ríos en el caso de Cangas del Narcea. En Degaña e Ibias se dieron otros condicionantes, climáticos en un caso y derivados de los encajados valles que conforma el río Ibias en el otro. Con la irrupción de la actividad minera a mediados del siglo XX, se dieron variaciones respecto a los asentamientos habituales. Junto con las capitales de concejo, los núcleos cercanos a explotaciones mineras vieron crecer su población, al contrario que los situados en la periferia de la comarca. Paralelamente a la crisis del sector en las postrimerías del siglo pasado, estas poblaciones se sumaron a la dinámica generalizada de la pérdida de población. Destacar el caso de Degaña, donde su núcleo más habitado es Cerredo, por encima de la capital municipal, Degaña.
Cangas del Narcea sigue ejerciendo como cabecera comarcal, como villa de servicios y de carácter más “urbano”. La actividad minera y el crecimiento del sector servicios la ayudaron a consolidarse en esta posición. A pesar de todo, desde principios del siglo XXI, la villa pierde población paulatinamente, al contrario de lo que ocurrió en el siglo pasado. Actualmente cuenta con 5.658 habitantes (Nomenclátor 2023).
La actividad minera también se hizo notar en Cerredo, núcleo de características ya casi más urbanas que rurales. San Antolín mantiene sus características sin haber experimentado grandes transformaciones. Ambas localidades son centro de referencia dentro de su territorio, pero sin influencia en concejos vecinos, al contrario de lo que ocurre en Cangas del Narcea.
En lo que respecta a los pueblos, estos se localizaron en las laderas solanas, dejando las zonas llanas para el aprovechamiento agrícola. Aún se conserva la tipología arquitectónica tradicional, utilizando los tres elementos de rigor: madera, piedra y pizarra, si bien se trata de núcleos alejados de las zonas de desarrollo. Destacar el impacto negativo habido en zonas de actividad minera y en la propia villa de Cangas del Narcea, con un caótico desarrollo urbanístico. En este sentido, se ha producido un repunte en la recuperación del patrimonio arquitectónico ligado al desarrollo del turismo rural, siguiendo unos criterios de calidad constructiva que han contribuido a mantener y mejorar la tipología tradicional.
Destaca el disperso poblamiento de la comarca, con casi 394 entidades de población, que conforme a datos del Nomenclátor 2023, 29 de ellas se encuentran deshabitadas. Tan sólo 6 núcleos superan los 100 habitantes, de los cuales, solo Corias y Cerredo superan los 200, siendo la villa de Cangas del Narcea el único que supera los 1000 habitantes.
DE LA VOCACIÓN GANADERA A LA ESPECIALIZACIÓN MINERA Y LA TERCIALIZACIÓN
Tradicionalmente la comarca contó con una estructura agraria, que todavía mantiene, para crecer industrialmente a mediados del pasado siglo con la irrupción de la minería. La crisis que afecta a ambos sectores obliga a buscar nuevas alternativas de desarrollo, incrementándose notablemente la actividad en el sector servicios. Actualmente del binomio ganadería-minería se ha pasado a un creciente peso del sector servicios seguido de la industria y en menor medida la agricultura. La terciarización del medio rural comienza a iniciarse en esta comarca, de la mano de la pérdida de importancia de la minería y ganadería. El comportamiento por concejos es desigual
SECTOR PRIMARIO
El sector primario de la comarca está caracterizado por una actividad ganadera de arraigada tradición vinculada al aprovechamiento de los recursos pastables del territorio, adaptada a sus condicionantes medioambientales y especializada en la producción de carne de la raza autóctona de bovino “Asturiana de los Valles”. Una parte importante de las explotaciones ganaderas de la comarca están en un continuo proceso de mejora de los sistemas de producción y manejo, de la adecuación de las instalaciones a la legislación vigente, adopción de medidas de bienestar animal, controles sanitarios, en contraposición a la existencia de aproximadamente un 20% de explotaciones que podríamos calificar de anquilosadas y abocadas a su desaparición.
SECTOR SECUNDARIO
El peso de la minería, a pesar de haber disminuido su importancia, está presente en los tres concejos. La industria maderera y la construcción, si bien dependieron tradicionalmente de aquella, se fortalecieron como sectores capaces de generar su propia dinámica, especialmente el sector de la construcción. Las actividades relacionadas con la madera mantienen su dinamismo, precisándose empresas que permitan cerrar el ciclo productivo. Cabe destacar el desarrollo de empresas manufactureras y forestales con importante volumen de empleo; así como la proliferación de pequeñas iniciativas agroalimentarias con productos de calidad y un mundo artesano que necesita de relevo generacional.
SECTOR TERCIARIO
El sector terciario ha iniciado desde hace años una tendencia progresiva en alza cuyo aporte a la comarca se centra principalmente en los núcleos urbanos (principalmente en la villa de Cangas del Narcea y capitales de concejo). Un crecimiento que ha centralizado la mayor parte de los empleos en la sanidad, la enseñanza y el comercio y que se pretende diversificar, mejorar y descentralizar ya que salvo el turismo rural, es insignificante la presencia de servicios en el entorno rural.
LA TRANFERENCIA GENERACIONAL DE SABERES
La complejidad geográfica de la comarca que ha determinado dificultades de accesibilidad y comunicación, también ha configurado la identidad social y cultural de la comarca. Rasgos, formas y saberes que constituyen el acervo local y que podrían, con un enfoque apropiado, ser instrumentos de desarrollo. A la riqueza patrimonial y natural, de que hace gala este lugar, se suma un saber hacer, unos manejos tradicionales y una forma de vida muy ligada al territorio. Estos valores que son los que han conformado la identidad del territorio, se encuentran hoy en un punto de inflexión caminando hacia su abandono y desaparición. Requieren pues, de una urgente intervención, que permita, no solo su conservación, sino su revalorización y su incorporación a los procesos de desarrollo de la comarca.
UN RICO PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO Y ETNOGRÁFICO. Dentro de lo que se ha denominado patrimonio hemos convenido realizar la siguiente clasificación: histórico-artístico, arqueológico y etnográfico.
- Patrimonio histórico-artístico. La comarca cuenta con un importante patrimonio tanto religioso como civil, siendo en su mayoría de titularidad privada, sobre el que es difícil una intervención pública. Iglesias, capillas rurales, junto con un rico patrimonio civil de palacios y casonas blasonadas configuran el histórico-artístico de la comarca.
- Patrimonio arqueológico. La falta de una completa carta arqueológica hace difícil no solo conocer su estado sino su existencia y situación. Restos megalíticos, de la cultura castreña prerromana, yacimientos auríferos romanos y restos altomedievales forman parte de la riqueza arqueológica. Hasta la fecha han sido escasas las intervenciones arqueológicas realizadas (castro de Larón en los años 70, castro de Tremao de Carballo, Monasterio de Corias e iglesia de Monasterio de Hermo); y ninguna, las actuaciones de preservación y revalorización.
- Patrimonio etnográfico. El patrimonio etnográfico, mueble e inmueble, es uno de los mejores valores de la comarca que marcan su identidad y carácter. Desde las peculiares pallozas, singular modalidad de vivienda circular y con cubrición vegetal de “teito”, que con dificultad solo se conservan en el concejo de Ibias, hasta los hórreos y paneras que, algunas de ellas también con cubierta vegetal, existen en pueblos de Ibias. También los cortinos y talameiros, los molinos y diversos ingenios hidráulicos como los mazos conforman ejemplos etnográficos que nos llevan a las formas de vida y oficios del mundo rural preindustrial. Actualmente constituyen elementos clave sobre los que es necesario plantear alguna actuación que evite su desaparición definitiva. Por otro lado, las viviendas rurales, son en si mismas por su tipología y configuración, elementos patrimoniales, que esconden además un rico patrimonio mueble y edificaciones anexas de gran interés: cuadras, bodegas, lavaderos, etc.
PUEBLOS CON IDENTIDAD. La dispersión del poblamiento junto con su concentración en núcleos cerrados y con localizaciones, a veces imposibles, han permitido conservar pueblos que aún mantienen su composición y arquitectura tradicional. El concejo de Ibias cuenta con el mejor nivel de conservación en sus pueblos (Alguerdo, Riodeporcos, Seroiro, Lagüeiro, Taladriz, Valvaler, Omente, Villardecencias…). En Cangas del Narcea, Monasterio del Coto, La Viña, Brañas de Abajo, San Pedro de las Montañas o Besullo, también mantienen alguna de las características propias de la comarca
BIENES PATRIMONIALES ESCASAMENTE APROVECHADOS. Los inventarios municipales recogen un conjunto de bienes, actualmente ociosos o infrautilizados, que pueden ser objeto de aprovechamiento y/o reconversión. Las escuelas rurales, en desuso, por los procesos de reagrupamiento escolar, son inmuebles que pueden ser reconducidos para su uso social y vecinal, convirtiéndose en verdaderos centros de dinamización rural. Los montes también pueden ser objeto de un aprovechamiento sostenible. Algunos de estos montes son de Utilidad Pública, aunque los más habituales son los montes particulares o los montes vecinales en mano común.
PAISAJES RURALES HERENCIA DE MANEJOS TRADICIONALES. Las zonas de aprovechamiento para pasto han formado parte del paisaje tradicional que se ha mantenido hasta hoy día de la mano de la ganadería extensiva. En las zonas altas y en las sierras cumbreras se localizan las brañas, asentamientos de ocupación estacional en los meses de verano para aprovechar los pastos de montaña. Cada pueblo cuenta con sus brañas donde además de las zonas de pasto, las cabañas para pastores y ganado, conforman un paisaje peculiar, que debe ser preservado. Brañas como las de Xunqueras, El Acebal, Monasterio de Hermo, Larón, La Viliella en Cangas del Narcea, Seroiro, Valvaler y Llanelo en Ibias y Braña del Monte en Degaña. Destacando como especial conjunto etnográfico las brañas de La Viña. Otros paisajes rurales que cabe destacar y cuidar, y que ya han sido mencionados con anterioridad son los vinculados a la tradición vitivinícola, aprovechamiento de cultivos de huerta y bosques.
OFICIOS, TRADICIONES Y CONOCIMIENTOS QUE SE PIERDEN. El patrimonio etnográfico y cultural abarca algo más que la cultura material. A pesar de la desaparición de los modos de vida tradicionales, aún hoy día se conservan técnicas, oficios, manejos y sobre todo costumbres y tradiciones que nos hablan de las señas de identidad de la comarca; labores de siega, elaboración del vino, la matanza, las fiestas de invierno y verano, los sistemas de ayuda vecinal que junto con los bailes y las músicas tradicionales conforman el círculo de tradiciones del medio rural. A pesar de la modernización de la sociedad aún se conservan oficios y técnicas artesanas, destacando la alfarería de Llamas del Mouro, los cunqueiros con sus técnicas de tornería, localizados en Tablao y Sisterna, los cesteiros como los de El Rebollar, o madreñeiros y ferreiros.
IMPLICACIÓN Y PARTICIPACIÓN SOCIAL. Los cambios acaecidos en nuestra sociedad han abierto un modelo de participación y el consenso como métodos de construcción social. Los nuevos modelos abogan por los planteamientos participativos con un enfoque ascendente que permita a la ciudadanía escoger su futuro. La comarca no se ha quedado ajena a ello, y ha sido la organización asociativa y vecinal la que ha impulsado junto los poderes públicos algunos de los procesos más importantes del desarrollo. El tejido asociativo de la comarca es muy numeroso (no suele ser muy operativo) y con tendencia a la concentración en los núcleos urbanos. En los últimos años han aparecido en algunos pueblos, asociaciones que un carácter cultural y vecinal, que son piezas fundamentales en el medio rural y especialmente para sus vecinos como canalizadores de las relaciones sociales internas (Gedrez, Posada de Rengos, San Antolín de Ibias, Tablao). Igualmente, la agrupación profesional o empresarial comienza a ser significativa en la comarca (asociaciones de autónomos, empresarios de turismo rural, viticultores), así como las de carácter lúdico-deportivo (bolos, cazadores).
Datos por Municipio:
Fuente: SADEI
Datos por Comarca:
Fuente: Consejo General de Economistas de España